En nuestro artículo anterior hablábamos sobre qué pasos debemos seguir si nuestro Mac ha sufrido contacto con algún tipo de líquido. Sin embargo, no es necesario derramar un vaso de agua o un café para que nuestro dispositivo sufra daños por humedad.
Emplear buenos sistemas de protección, así como respetar unas condiciones específicas para el uso y mantenimiento de nuestros dispositivos es clave si queremos preservar nuestro Mac.
Muchas veces, utilizar o almacenar nuestro equipo en circunstancias poco recomendadas, puede provocar que el interior de nuestro dispositivo acabe sufriendo algún tipo de daño.
Apple aconseja usar y almacenar los ordenadores Mac en temperaturas comprendidas entre los 10 y los 35 grados. También recomienda conservarlos en lugares con una humedad relativa de entre 0 y 95% sin condensación.
Por supuesto, cabe usar el sentido común a la hora de proteger nuestro equipo. Acciones sencillas como utilizar una buena funda en los días de lluvia o evitar dejar nuestro Mac en el coche durante horas pueden salvarnos de necesitar una reparación.
Los Mac no tienen certificación IP
Como ya explicamos en uno de nuestros artículos, el certificado IP hace referencia al nivel de protección frente al polvo y al agua que tienen los dispositivos electrónicos.
En el caso de los últimos iPhones de Apple el certificado IP es cada vez mayor, llegando a tolerar una inmersión de 30 minutos hasta los 6 metros de profundidad.
Sin embargo, los Mac no disponen de este tipo de tecnología. Debido a la gran cantidad de puertos de entrada, sellar estos equipos a elementos externos es sumamente complejo. Los ordenadores necesitan de conectores externos que, en mayor o menor medida, permiten la entrada de polvo o humedad al equipo.
Por eso, respetar las condiciones estipuladas por Apple a la hora de emplear y conservar nuestro Mac es fundamental si queremos seguir disfrutando de él la máxima cantidad de años posible.